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Aun estoy buscando el jamón

Las tapas estan fritas con la grasa del pelo del camarero. El sitio puede ser antiguo pero lo antiguo también se limpia. Un sitio para no volver. Ojo si te ponen la tapa con la mano, las uñas no tienen desperdicio.

me ha encantado la comida el personal muy atento y simpatico y los platos tipicos esquisitos ademas muy buen precio volveremos

Tristemente lo mejor del sitio es donde está ubicado, junto a la Catedral de Cuenca. Nos ofrecieron ración de calamares que estaban fuera de carta y nos llevamos un susto al ver que eran de los extra-rebozados y ultracongelados y no es que fueran baratos, vaya. El ajo arriero, plato típico y por lo general exquisito, era una plasta muy fría acompañada con tarugos de pan del siglo pasado. Tambien fué sorprendete la reacción del camarero que nos atendió cuando le dije, con muy buenas maneras, lo que opinaba de la comida, se limitó a asentir con la cabeza y ni siquiera se pronunció. Si podéis evitar visitar este sitio, eso que os ahorrais.

Servicio lento, las bravas recalentadas, montados sosos con pan rancio y sin cariño ninguno. Ajo arriero muy salado. Precio elevado por su ubicación pero desproporcionado para la calidad.